El 49% de los médicos encuestados en Sermo afirman que la desinformación erosiona la confianza, dificultando la orientación de los pacientes hacia una atención basada en pruebas. Este es el mensaje de los médicos en Sermo, y subyace a un reto que se está convirtiendo tanto en comunicación como en hechos clínicos.
El Journal of Medical Internet Research define la desinformación sanitaria como «una afirmación falsa o engañosa relacionada con la salud que no se basa en pruebas válidas o conocimientos científicos». Sin embargo, en un panorama digital en el que se cuestionan los conocimientos científicos, las emociones impulsan los clics y la confianza es frágil, las líneas se difuminan rápidamente. La desinformación, por el contrario, se refiere a la información inexacta o falsa que se difunde sin intención de engañar, a menudo por personas bienintencionadas que pueden no darse cuenta de que el contenido es incorrecto.
Entonces, ¿cómo creen los médicos que será la desinformación en 2025? ¿Cómo está cambiando su práctica? ¿Y qué están haciendo realmente al respecto?
Este artículo explora estas cuestiones utilizando datos exclusivos de la encuesta Sermo, comentarios de los miembros y perspectivas del Journal of Medical Internet Research.
¿Cómo será la desinformación médica en 2025?
En 2025, plataformas como YouTube, Facebook, Instagram y Twitter son algunas de las fuentes más influyentes de desinformación médicaen las redes sociales. Y a menudo, esa información es errónea.
Cada vez hay más investigaciones que ponen de relieve lo extendido que está este problema:
- Hasta el 51% de los mensajes relacionados con las vacunas contienen información errónea.
- Para el contenido COVID-19, casi el 29% de los mensajes eran inexactos.
- Cuando se trata de mensajes sobre pandemias en general, la desinformación aparece hasta en el 60% de los casos.
- Incluso YouTube, con su supuesta estricta moderación, muestra tasas de desinformación del 20-30% en vídeos sobre enfermedades infecciosas emergentes.
- Alrededor del 44% de las publicaciones médicas son desinformación sanitaria en TikTok.
Y esta desinformación no se queda en Internet: según un pequeño segmento de médicos en Sermo, el 49% de los médicos encuestados afirma que la desinformación erosiona directamente la confianza, lo que hace más difícil guiar a los pacientes hacia una atención basada en pruebas. Otro 17% afirma que los pacientes citan habitualmente mitos online en sus consultas. Todos estos casos están cambiando la forma en que los médicos tienen que hablar con los pacientes, y están creando barreras a la confianza que los médicos encuentran cada vez más difíciles de superar.
Sin embargo, no siempre son malas noticias. Quizás de forma contraintuitiva, el 15% de los médicos de Sermo afirman que cuando la desinformación provoca tensión, escuchar primero puede, en realidad, generar una confianza más sólida. Cuando los médicos dirigen con empatía, incluso las conversaciones difíciles pueden crear un espacio para la conexión y la creación de confianza.
Además, sólo el 9% de los médicos afirman que los pacientes pierden la confianza cuando sus creencias se descartan de plano. Esto indica que lo más perjudicial no es la desinformación en sí, sino cómo responden a ella los médicos. Si son demasiado enérgicos o demasiado rápidos, sus pacientes podrían simplemente dejar de escucharles.
También hay un trasfondo de presión de tiempo. Sólo el 10% afirma explícitamente que la desinformación hace perder tiempo clínico, pero el 49% dice que erosiona la confianza. Este desajuste sugiere que los médicos subestiman el impacto del tiempo en su capacidad para abordar la desinformación. También muestra que estos médicos perciben la erosión de la confianza como un problema más fundamental que la pérdida directa de tiempo. La confianza tarda en construirse, y el sistema no siempre la proporciona.
Y luego está la cuestión de la definición. No todos los médicos están de acuerdo sobre lo que constituye desinformación. «¿Quién define la ‘desinformación’?», preguntó un miembro de Sermo que trabaja en medicina de urgencias. «Desde luego, no puedes fiarte de la FDA, los CDC y las grandes farmacéuticas». Otro, cirujano ortopédico, tenía una opinión más sencilla sobre la desinformación: «Llamémoslo por su nombre: ¡mentiras!
Esta falta de consenso apunta a una complejidad más profunda. La desinformación es un espacio controvertido, incluso entre los profesionales sanitarios. Algunos lo achacan a la confusión del público. Otros dicen que es una prueba de la desconfianza pública en las instituciones. Y para muchos, es ambas cosas.
Impacto de la desinformación sanitaria en la práctica clínica
Casi una cuarta parte de los médicos de Sermo (23%) afirman que la desinformación sanitaria ha creado problemas de confianza con los pacientes, lo que dificulta que sigan tratamientos basados en pruebas.
Pero el daño no se limita a la confianza. Para el 38% de los encuestados por Sermo, la desinformación consume tiempo que podría dedicarse a centrarse en el tratamiento. En lugar de discutir los planes de atención o los síntomas, los médicos se ven arrastrados a conversaciones sobre el desmentido de falsas creencias, algunas de las cuales están profundamente arraigadas en la identidad o la comunidad del paciente. Dado que se trata de narrativas a las que la gente se aferra sobre su identidad personal, deshacerlas es un trabajo lento.
Otro 24% afirma que la desinformación aumenta las dudas sobre tratamientos probados, como las vacunas. Y aunque sólo el 10% menciona la carga que supone estar al día de las últimas falsedades, es probable que esa cifra subrepresente la carga cognitiva real. Entre la carga de trabajo, la administración y la atención al paciente, los médicos funcionan a toda máquina. Añadir la tarea de acabar con los mitos a algunos encuentros con los pacientes no hace sino elevar el nivel de exigencia. Cuando los pacientes retrasan o rechazan las intervenciones basadas en pruebas, el resultado suele ser una peor salud y casos más complejos.
Y luego está el reto interno. Incluso algunos médicos caen en la desinformación. En Nepal, el 41% de los oftalmólogos creían que las bebidas calientes podían matar el COVID-19, lo que apunta a lagunas en la formación y en el acceso a información fiable.
Incluso la palabra «desinformación» es objeto de debate entre los médicos. Como señaló un oftalmólogo : «Incluso el término ‘desinformación’ ha tenido que ser desacreditado». En el fragmentado panorama actual de la información, lo que se considera un hecho depende tanto de la confianza como de la ciencia, y no todo el mundo está de acuerdo en dónde debe residir esa confianza.
Afrontar la desinformación sanitaria: ¿Qué deben hacer los médicos?
Cuando la desinformación entra en la consulta, los médicos saben que los hechos por sí solos no bastan. Aunque el 20% de los miembros de Sermo afirman que dar explicaciones claras y basadas en pruebas es su estrategia más eficaz, los enfoques mejor valorados se basan en cómo se transmite esa información. El 35% afirma que la escucha activa es clave, y el 30% destaca la importancia de un tono tranquilo y sin prejuicios. Esto se hace eco de que la confianza se construye a través de la presencia y la empatía, más que simplemente siendo preciso.
El 12% de los médicos afirman utilizar analogías para simplificar la ciencia compleja, una táctica que sigue infrautilizándose. En un mundo digital donde la desinformación es contundente y fácil de digerir, las analogías ayudan a cerrar las brechas en la comunicación. Pueden transformar la ambigüedad en algo comprensible. Pero a pesar de su potencial, pocos médicos recurren a ellas instintivamente.
Sólo el 4% confía en compartir recursos de confianza, una cifra que dice mucho. En un mundo en el que se sabe que la desinformación está en todas partes, la gente necesita ver al profesional que hay detrás del «recurso» para confiar personalmente en lo que tiene que decir. En 2018, el 95% de los pacientes declaran tener «algo» o «mucha» confianza en los médicos. Incluso el artículo más preciso no servirá de nada si lo transmite alguien en quien el paciente no confía plenamente.
Estrategias que los médicos utilizan ahora
Cuando se les preguntó qué les ayudaría más a combatir la desinformación, los médicos de Sermo no pidieron más tecnología. Sólo un 4% se inclinó por las herramientas digitales, mientras que un claro 33% dio prioridad a la formación continua. Esta distinción sugiere que los médicos quieren habilidades prácticas de comunicación que puedan utilizar bajo presión.
Casi el mismo número (31%) dijo que las campañas de salud pública eran fundamentales. Esto demuestra que los médicos quieren entrar en una consulta con pacientes que ya estén mejor informados. En su opinión, la lucha contra la desinformación no puede recaer únicamente en las consultas individuales, sino que debe comenzar más adelante en el proceso del paciente, a través de los medios de comunicación y la educación pública.
Curiosamente, sólo el 14% pidió que se redujera el número de casos. Eso no significa que el tiempo no sea un factor, claramente lo es, pero la mayoría de los clínicos saben que el sistema no va a ralentizarse. En cambio, piden apoyo que puedan recibir de forma realista: formación y recursos.
¿Qué apoyo más amplio quieren los médicos?
Los médicos también miran más allá de la clínica. Cuando se les preguntó cómo colaborar eficazmente con los líderes de la comunidad, el 26% dijo que los medios de comunicación locales deberían desempeñar un papel más importante. Esto demuestra un reconocimiento cada vez mayor de que la confianza del público depende tanto de los medios de comunicación y las voces locales como de las credenciales médicas.
Los educadores les siguen de cerca, con un 22% de apoyo. Las escuelas y universidades ofrecen la oportunidad de llegar a la gente pronto, antes de que se arraiguen las falsas creencias. Los médicos piensan a largo plazo, y muchos abogan por la prevención. Aunque el 21% apoya los talleres con personas influyentes, son menos los que respaldan el intercambio pasivo de información. Los médicos reconocen la importancia de mantener un debate en lugar de limitarse a transmitir. La visibilidad ha dado espacio para que brille la desinformación, por lo que los médicos buscan ahora formas de mostrar su credibilidad, y quieren socios que les ayuden a conseguirlo.
Tu comida para llevar
Los médicos de Sermo afirman que la lucha contra la desinformación sanitaria consiste en generar confianza mediante la comunicación y la participación de comunidades más amplias. La escucha, la empatía y la colaboración pública están resultando más eficaces que los hechos por sí solos. Desde las clínicas a las aulas, pasando por los medios de comunicación locales, la solución parece ser más social que científica.